lunes, 27 de agosto de 2012

Manicomio



Miro con ojos desafiantes las paredes acolchadas que protegen al cemento de mi cabeza; la locura de mis sesos podría manchar las ventanas, destrozada mi cara al estallar el cráneo, si las hubiera; también mis uñas podrían rasgar el metal de la puerta, si de tanto arañar no se hubieran transformado en sanguinolentos muñones. El vómito no es lo suficiente corrosivo como para cavar un agujero por mí y, por mucho que mis cuerdas vocales, rotas de tanto gritar, afirmen que no estoy loca... los espantapájaros del otro lado acucian mis miedos.

En este paraje perdido donde nos han encerrado a todos, tan solo se escuchan gritos, golpes, odio... las drogas te nublan la vista, te apaciguan el ánimo, e incluso doman a los más indomables, pero por la noche se ciernen sobre ti con esos rostros tan grotescos, de proporciones tan antinaturales, y pulverizan miedos en tus sueños, acallando tu lengua... al menos durante una noche más.

Somos tantos... hacinados en celdas, y también en nuestras propias mentes. Escribiendo en 140 caracteres olvidamos cómo expresarnos, incluso cómo decir "te quiero" allá, en el frío exterior, donde todo es tan gélido... aquí, entre estas paredes, comiendo moscas para el señor, Una se siente segura y a salvo. El frío es malo y da miedo. Está oscuro y ya no tengo ojos para ver... debí arrancármelos y, si no lo he hecho, debo pincharlos... y que el aire de su interior escape, como escapa el de un globo cuando los pulmones no son suficientes para hincharlo.

Me siento asfixiada, por no tener... ya no tengo ni ropa. Estamos tantos, tan juntos... que pronto tan solo habrá dióxido de carbono, veneno que nos envenene como si de una cámara de gas se tratase porque somos demasiado molestos, demasiado horribles para que la bella e ideal realidad nos contemple. Caras sucias y demacradas, lágrimas y silencio.

No comprenden que incluso en el más infecto infierno la belleza se reproduce... piel , boca cerrada, ojos azules...  no comprenden que aunque se empeñen en encerrarlas, las ideas vuelan... suave, cálido, dorado... no comprenden que aún sin ojos... joven, dulce, blanco...  aún sin yema de los dedos... bello, húmedo, claro...aún sin tripas... fuerte, eterno, diáfano... aún sin rostro, el ser humano se enamora y da gracias por existir... porque hasta a los más cruentos horrores vaporizados la mente es capaz de amar... porque puede que esté loca al afirmar que la belleza está en el humano, en lo que le hace humano... o tan solo sea la cordura que se han empeñado en erradicar...


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