miércoles, 4 de abril de 2012

Somos la droga



Besarte. Pasarte el humo. Envolvernos de su color, de su sosiego, del nuestro... tenue luz de luciérnaga, calidez primaveral, la suavidad de campos de algodón. Mírame, que el cielo no se nuble y, si se nubla, que sea por efecto de las drogas. Acaríciame, que las amapolas a mi lado se quedan cortas. Sí, bésame... la exhalación de tu cuerpo...


Y creamos un mundo nuevo, donde solo existe la quietud, la serenidad, donde no transcurre el tiempo... y entre tus brazos me elevo, nos elevamos... si cierro los ojos no hace falta soñar. Huele bien, huele a ti, a mi, a sexo... siento tus cientos de besos, lentos... muy lentos... tan lentos... siento la caricia del viento, tus ojos en mi cuerpo, acariciando... tan lento.


Y si miras alrededor, tan solo estamos tú y yo, tú y yo y esa melodía de jilgueros, y estas sábanas en el suelo, el humo en el techo. Quieto, quieto. Empecemos de nuevo. Sosiego. Sosiego. Sosiego... y si morimos, que muramos en este momento...

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